martes, 25 de noviembre de 2008

PARA QUE SE ENTIENDA MEJOR...

Aquí dejo algunos datos para que el proyecto vaya siendo más entedible:

- el arte en cadena puede significar la síntesis total de la labor del comisario. El comisario en sí no desaparece porque es absurdo. Alguien tiene que (físicamente) montar la exposición y en mayor o menor medida diseñar el espacio. El comisario es, a mi juicio, óptimo para este papel, aunque deje de llamarse comisario para llamarse “ente encadenate”. La diferencia entre ambos reside en que el primero elige las obras que participan en la exposición y el segundo no. En encadenarte son los propios artistas los que eligen las obras. Por tanto esta faceta del comisario, este poder, se reparte entre todos los participantes de la exposición. Se democratiza el hecho al repartirse el poder.
- gracias al arte en cadena el discurso de la exposición no lo escribe el comisario, si no que se escribe solo, lo escriben los artistas o, simplemente, ya está escrito. Por tanto, escondidas en un proyecto aparentemente neutro (en cuanto a intención, ideología, concepto…) se pueden encontrar numerosas ideas.
- A propósito de la democratización que supone el arte en cadena adjunto estas líneas de Harald Szeeman que hacen referencia a la figura del comisario: “el comisario tiene el poder de seleccionar, designar y dar el valor”. El comisario elige “lo que si y lo que no”. En el arte en cadena son los artistas los que tienen esta labor.
- Hay que tener claro que el arte en cadena es sólo un experimento teórico-artístico. Una vertiente, un posible camino. No quiere decir que sea el único ni el mejor. Es sólo una forma más democrática y más sintética de montar una exposición. Esta idea puede canalizarse hacia otras vertientes más tradicionales o más experimentales. Por ejemplo el ente encadenante puede proporcionar un tema. O se puede plantear una única obra en cadena con la intervención sucesiva de varios artistas que se eligen ellos mismos…

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